Día
primaveral, que permite quemarte el cuello, tostarte, y a los diez minutos
sufrir un aire fresquillo que te obliga a refugiarte en el bar. Porque este
año, de nuevo, hubo barra en la ermita. Ya sabéis que desde este blog
consideramos esencial los espacios comunes en torno a los cuales unirse; y es
que una misevilla sin barra….
Los niños a
sus pistolas de agua corren, y ante ellos alguno se atrevían a hablar de
minucias que simulan ser importantes cuando no estás de fiesta.
Obviamente también
se tendieron chiringuitos por doquier, y se regó de villarteños, con sus paseos
del tenderete a la ermita y viceversa. Entre limoná y charla, hubo tiempo para
la caldereta. La gente de La Puebla –que eran unos cuantos- tuvo el detalle de
traer el postre a Villarta (gracias si alguno llega a leer esto).
Se marca el
descanso con el baile. Desde ahí, Se permite rendición sin vergüenza a quien
quiera irse. La segunda parte la juega quien quiera, sabiendo que se irá de
noche.
Y se acaba
como se puede. LA mitad habiendo disfrutado de un día entre los suyos, y la
otra mitad llorando desde lo lejos por no haber podido (trabajo, familia,
compromisos) subir a la ermita.
*Nota 1: La inmediatez de las elecciones ha desplazado esta entrada,
imagino que lo entenderéis.
**Nota 2: Mil millones de
gracias y un abrazo enorme a A-N que nos ha enviado las imágenes y que desde
hace unos días me enseña a ser mejor persona sin proponérselo.
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