miércoles, 22 de mayo de 2019

reseña de la misevilla


Misevilla clásica. Siguiendo los cánones.
Día primaveral, que permite quemarte el cuello, tostarte, y a los diez minutos sufrir un aire fresquillo que te obliga a refugiarte en el bar. Porque este año, de nuevo, hubo barra en la ermita. Ya sabéis que desde este blog consideramos esencial los espacios comunes en torno a los cuales unirse; y es que una misevilla sin barra….
Los niños a sus pistolas de agua corren, y ante ellos alguno se atrevían a hablar de minucias que simulan ser importantes cuando no estás de fiesta.
Obviamente también se tendieron chiringuitos por doquier, y se regó de villarteños, con sus paseos del tenderete a la ermita y viceversa. Entre limoná y charla, hubo tiempo para la caldereta. La gente de La Puebla –que eran unos cuantos- tuvo el detalle de traer el postre a Villarta (gracias si alguno llega a leer esto).
Se marca el descanso con el baile. Desde ahí, Se permite rendición sin vergüenza a quien quiera irse. La segunda parte la juega quien quiera, sabiendo que se irá de noche.

 Y se acaba como se puede. LA mitad habiendo disfrutado de un día entre los suyos, y la otra mitad llorando desde lo lejos por no haber podido (trabajo, familia, compromisos) subir a la ermita.


*Nota 1: La inmediatez de las elecciones ha desplazado esta entrada, imagino que lo entenderéis.
**Nota 2: Mil millones de gracias y un abrazo enorme a A-N que nos ha enviado las imágenes y que desde hace unos días me enseña a ser mejor persona sin proponérselo.

No hay comentarios: