martes, 15 de diciembre de 2015

artículo, pueblos que desaparecen

Llevaba un tiempo dándole vueltas y sin encontrar las palabras. Trataba de narrar valores, historias de calles y horas compartidas. Recuerdos de una infancia donde había lugares para jugar, cuando los coches aún no dominaban sobre la faz de la tierra, pero no me sale. En esto que nos entra un mail de JA Bermejo con un texto que –si bien tiene otra trayectoria- aborda la perspectiva buscada mucho mejor de lo que yo podría hacerlo.


 Algunos extractos:

 { Desde los cinco hasta a los 14 años siempre tuve al mismo maestro, que ya lo había sido de mi madre. Se llamaba don Manuel. Era buen profesional, aunque siempre tenía su vara de mimbre al alcance de la mano.

 …la gente podía perderlo todo en un suspiro, como en aquellas tormentas que cayeron hacia 1962, en plena faena de recolección: desaparecieron muchos carros, trillos, trillas, parvas y cereales dispuestos para la trilla.

 Como digo, a veces llevo a mis nietos al pueblo. Los dos niños son muy pequeños, pero las dos niñas se sorprenden al encontrarse con tanta paz, entre tanto silencio.Se lo pasan en grande. Y a mí me gusta porque vivo con miedo a que algún día los niños olviden que las patatas salen de la tierra } 

 Os recomiendo que leáis el texto entero, se comparten muchas sensaciones sin haberlas vivido nunca. El espíritu de pueblo evoca y nos une a través de generaciones diferentes, ese espíritu que intento invocar sin éxito en mi mente y mis textos. Visto mi fracaso ¿Alguien se atreve? ¿Alguien ofrece sus relatos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

hacer vida del pasado, es revolver los fantasmas de la oscuridad.
ó la inseguridad del presente.
(Ningun tiempo pasado fué mejor).
estamos donde estamos, somos lo que somos.
y..por mor de la historia compartida,,,,,,venimos de donde venimos.
lo demás,,sueños...
me da la sensación de que algunos, seguis viendo a Villarta , como el hombligo del mundo.
no es así, cada hombre es,,lo que és, y esta donde está.
NADA MAS.