Como el mundo rural se caracteriza por poca población y mucho espacio, se trata de generar trabajo para mantener y atraer población.
Se pone los ojos en la producción ecológica, lo lógico viendo que el campo está desaprovechado, que tenemos agua y clima. Se busca este tipo de producción ecológica, no por capricho o moda, sino porque es la que más valor aporta y con menos producción se puede mantener más población. Además reporta sinergias positivas para el entorno.
Dice el artículo que Extremadura es la 3ª en producción ecológica de España, pero no menciona que este tipo de producción se suele exportar. En cualquier caso un plan para producir y exportar, así como para ser más eficientes y aprender muevos modelos
“…medidas encaminadas al asesoramiento de los agricultores y su formación, así como a la comercialización de los productos y el apoyo a la cooperativización como gran impulsor de las exportaciones.”
En línea similar se manifiesta el presidente de Extremadura. Tratar de sacar rentabilidad a la caza (era un acto para cazdores), la pesca y la dehesa/entorno natural.
"El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, apunta que la caza y la
pesca forman parte del ADN de la sociedad extremeña, también preocupada por la despoblación del medio rural y que tiene precisamente en estos recursos
una forma de fijar población.
El campo no puede ser solo un sitio donde se va a pasear, sino también algo que aporte al Producto Interior Bruto (PIB), para que la gente pueda tener un
empleo y desarrollar un proyecto vital".
El primer paso –obviamente- es que lo valoremos los que podemos disfrutarlo, el segundo sacarle rentabilidad: Exportar nuestras conservas de la huerta, la caza y pesca, turismo en la berrea o en bici…..
Invertir, inventar y generar oferta; nada fácil sin duda, pero la única solución en un escenario económico de larguísima recesión, dominado por las mulnacionales y con las arcas públicas endeudadas.
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