martes, 9 de abril de 2019

Si por algo me gusta ir a la huerta o a los olivos … (no me miréis así, ni que fuera el primer hipócrita que veis  😝Nyah-Nyah) es por poder darme cuenta de esa ingeniería de lo imposible que nos recuerda que sólo somos diplodocus rígidos, y que la evolución la llevan los insectos. Con sus ojos fractales, alas transparentes que apenas existen, su escalada vertical o alimentarse de tierra nuestros pequeños Aliens suponen casi la mitad del peso de la vida en la tierra. Con una tasa metabólica demencial a nuestros ojos de mamíferos, y una variedad de estrategias que nos resultan inabarcables.

Esta semana Fany se dio cuenta que tenía una mariposa singular en sus dominios. En concreto –según hemos googleado- la mariposa más grande de Europa, la Saturnia pyri.







Somos privilegiados, pero hay que saber verlo. Estos monstruos microscópicos son tan frágiles que apenas toleran la presencia de tóxicos en el ambiente, por ello vienen a refugiarse a Villarta, pues nuestra isla les permite –de momento- alejarse de fertilizantes, contaminantes y residuos industriales.  

 elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/el apocalipsis de los insectos

Por ello me encanta ver aguisillos en la tierra de la huerta, oír los motores de los abejonejos entre las patatas o ver estructuras con patas en cualquier pared o hierba. Hoy Fany nos muestra lo bonita que es la escasez de la que disfrutamos, pero cada vez que paseéis o vayáis a la huerta disfrutar de esas bellezas micro, pues os están diciendo que en Villarta estáis a salvo, que podéis respirar a gusto.

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