lunes, 8 de julio de 2013

CRÓNICAS DE VERANO-1



Aún estoy lejos,en la distancia; no así en el tiempo ni en el pensamiento; ni en el sentimiento. Poco a poco me voy acercando, despacio, en silencio.
            Comienza el verano, en esta noche de San Juan; aunque parece que el verano real, el del calendario y oficial, hace algún día que ya entró por la puerta grande del sol.
            Las hogueras en la playa -en mi playa- están lanzando su luminosidad hacia el oscuro cielo; fuegos y fuegos, aquí y allá, rodeados por grupos y grupos de gentes que es esta Torre de Babel que es mi tierra de adopción. Saltan y danzan, en una alegría sin freno, en un frenesí de impulsos desbocados por el alcohol y la magia del fuego. ¡Cómo brillan los colores de las hogueras, refulgiendo en la noche de esta luna preñada de deseos! Dicen que no la volveremos a ver tan pletórica, en este estado de gracia hasta pasado un tiempo. Este plenilunio que empuja al mar hacia la tierra, a inundarlo todo de espuma blanquecina; a ocupar el espacio que nos prestó para hacer las hogueras.
            Estos fuegos  me recuerdan tanto a los de Villarta... Fuegos que para nosotros eran lumbres; lumbres y luminarias. La lumbre de los Quintos en la plaza, acarreada a lomos de burros y mulos, de la Dehesa. ¡Cómo admirábamos aquella gigantesca lumbre!, la mayor que conocíamos. Desprendía calor para calentar toda la plaza y a todo vecino que se dignaba pasar a calentarse y echar un rato. Las mujeres se acercaban con un badil o una pala y un cubo viejo de hojalata para llenarlo de brasas. Anda hijo mío, cógeme unas pocas ascuas para el brasero. Y el “quinto” medio ebrio, pero atento y orgulloso: traiga tía...que se lo coja de este lado, que está menos viva la llama.
            Luminarias de enero, del día del tizne, de aromas de tomillo y romero. Poco a poco acumulabas un montón con “haces de la cigüeña”, que bajas día a día, rodando desde lo alto de Sierra de la Iglesia. Las puertas de par en par para que entre el humo benefactor para purificar las casas de la acción del demonio que se transformaba en pestes y epidemias.
            En la lumbre de la casa, veía los leños dorados que ardían pausadamente, con música que te hacía entrar en estado soñoliento. Los pies del abuelo sobre las piedras del humero; la gata de pelo blanco salpicado de lunares negros, se acurruca encima del anciano de la gorra. En la sartén apoyada en la trébedes , se cuece el pisto.¡Pero no me gusta! Quizás con el tiempo pueda apreciar sus cualidades. Pero ahora lo rechazo, aunque tendré que hacer de tripas corazón y tragarlo. No hay más remedio. Si quieres lo tomas y si no ...En la misma sartén vamos todos ¡al ataque! A la tenue luz de una solitaria bombilla de 25, armados de tenedor nos disponemos a degustar -es un decir, para alguno- el ecológico alimento -nosotros no sabíamos aún  de estas comidas tan sanas. Sentados en las sillas de juncos -desde esa silla tan alta no vas a alcanzar. Pero a mí me gustaba tener los pies sobre los palillos de la silla. Los tenedores entran uno tras otro, como radios de una circunferencia, a recoger el pisto -y lo que te encuentres. Un cacho de pan en una mano y en la otra el tenedor. Palpo una tajada de “asaura”. La suerte me ha sonreído. ¡A la boca con ella!- ¡Eh, tu te has comido ya muchas “tajás! - No, no he cogio na mas que dos. Pues ahora te comes el pisto. Ya no tengo más hambre. Sí, ahora que te las has comido todas...Mientras, el leño de chaparro sigue ardiendo en su lento caminar hacia su ocaso. Me acerco otra vez a la lumbre, pues me he quedado frío cenando en la parte de atrás. Claro, como no me ha tocado al lado de la lumbre. Mañana me toca a mí ponerme en la parte de la lumbre. Me doy la vuelta, pues la espalda se me ha quedado helada. Me iré a acostar. Pero antes echa para atrás los leños, que no se gasten. Así la lumbre se queda con poco combustible. Se queda sola y pobre, y poco a poco se apagará, hasta la mañana siguiente.

            ESSS

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por volver a deleitarnos con tus maravillosos relatos de historias que muchos también vivimos, aunque yo en esta ocasión prefería y prefiero el pisto a la taja de asadura, no vamos ha estar de acuerdo en todo.
Saludos.

Anónimo dijo...

Que boniiitoooo el relato. Felicidades.