El día anterior se concluyó el torneo de fútbol, el tiempo permitió jugar varios partidos por tarde y se pudo acabar pronto.
Por quinto año ganó el mismo equipo (en la base, luego hay altas y bajas) Los torreznillos. Sin duda contaba con los mejores pilares: Un portero es fundamental y ellos cuentan con el mejor, y junto con Julen y Luiscar ofrecen la competitividad y el pasillo de seguridad que permite avanzar y sostener en los momentos malos al resto del equipo. (y Sergio es un pilar físico y de compromiso en si mismo)
El resto de jugadores… me parece que han bajado bastante (ojo lo dice un retirado que cuando jugaba era malo, pero así lo percibo). El equipo de viejas glorias pagó cara la falta de organización –se esperaba que llegaran a la final-, los jóvenes que venían fuerte notaron mucho la baja de los canarios, si bien fueron los que más crecieron futbolísticamente. Y los más jóvenes del santo fueron la sorpresa llegando a la final; he incluso levantando un 3-0 y estando a nivel competitivo durante casi toda la final.
Del resto prefiero olvidarme. Te pueden ganar, puedes perder por carencias propias, el azar se te cruza, mil cosas. Pero ver que ni se sabe perder ni se sabe ganar… es buena parte de la explicación por la que las erillas están solas y no tenemos peñas o asociaciones.
Parece que lo importante es ganar pase lo que pase, que las cosas se logran protestando más que mereciendo y que no hay que dejar pasar la ocasión de apropiarse del éxito -por si no vuelve supongo- del equipo en beneficio propio. Eso sí los que más se regodean en el éxito son los que menos aportan y menos dispuestos están al compromiso (nada de correr sin balón, atender a las más mínimas normas de táctica básica o de estar en algo parecido a la forma física).
**Y menos mal que en varias acciones estaban envueltos Julen o Sergio que son gente sensata y que les gusta y saben lo que hacen, si por el público fuera se habría acudido a las manos a las primeras de cambio. El mismo público que no soporta ni el más mínimo pelotazo o golpe alienta a niños a pegarse o está dispuesta a pegarse con niños.
Mas allá de mi intolerancia a la violencia estúpida deberíamos replantearnos el torneo en sí.
Este año se ha podido aprovechar toda la tarde por las temperaturas anómalas, pero todos sabemos que lo normal es tener hora y poco para acabar jugando con candiles; apenas 2 días para jugarlo todo y no se saben los equipos hasta el último día, donde hay que mendigar un fichaje expres. A eso sumarle que cada año hay menos equipos, lo que hace posible despachar el torneo en dos días.
Difícil encontrar soluciones, pero deberíamos pulir y mejorar los mecanismos y debilidades de este sistema. Da autentica envidia ver los torneos de otros pueblos, y este nuestro no pasa de pachanga.
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