Entre la niebla –perdón por la foto, pero no hay otra- me fue apareciendo el mercadillo de los viernes. Es lo que tiene vivir fuera, que me sorprenden realidades conocidas por otros.
La cosa es que si queréis ir al mercadillo, a partir de ahora no vayáis al santo, tenéis que ir a la explanada del futuro recinto ferial. En la carretera del cuartel.
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