martes, 16 de julio de 2019

Definirme hogar para vosotros. O quien sois.
Buena parte de las definiciones pasarán por el pasado. Por vivencias, amigos y sitios donde compartir cariño.
Sabemos –y vemos- que desde hace tiempo los pueblos no retienen a quienes los hicieron grandes. Pueblos despoblados; viejas calles sin ruido y vacías de chavales; vecinos que necesitan ayuda y quien les pueda ayudar, pero necesitan ser vecinos. No vender sus recuerdos de piedra y hiedra para comprar una habitación huérfana de pasado en cualquier residencia. ¿Cuántos quieren ir?
En este pueblo que os traigo hoy se ha levantado una experiencia singular. Muy lógica si se examina desde fuera. Y difícil de repetir o hacer, aunque suplico porque funcione y se replique en otros municipios. Se ha modificado el pueblo en una residencia en sí.
En realidad, no es algo nuevo. Florida o Miami cuenta con grandes urbanizaciones y edificios enteros donde los residentes tienen su casa como tal, y el espacio común cuenta con instalaciones especialmente pensadas para personas mayores. Desde médicos, gimnasios con maquinaria adaptada, piscinas o instalaciones adaptadas a sillas de ruedas y demás. Entonces, ¿Por qué no en un pueblo? Las casas ya las tienes construidas, tendrás que invertir en adaptar las calles: eliminar escalones, instalar barandillas cuando sea necesario, facilitar la vida a quien tiene movilidad reducida, o dar prioridad a las necesidades asistenciales de los vecinos.
En el fondo es más lógico tener unos sanitarios en un pueblo que se desplacen a los hogares de los usuarios, que tener que invertir en una macro instalación con habitaciones para todos, y desplazar allí a los “usuarios” (ya no vecinos ni personas; que daño hacen los adjetivos). Y mucho más civilizado y rentable que crear pobres instalaciones con el mínimo imprescindible –lo que hay en el 90% de los casos- y reducirlos a meros aparcamientos para mayores. Buscando un parking barato, pues paga el estado de ánimo del “usuario”. 
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https://elpais.com/politica/2019/05/21/actualidad/1558447360_907101.html



**Por suerte mis abuelos murieron en su hogar, sin pisar un parking. Ya veremos nosotros.

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