De nuevo, se
repiten los robos en distintas casillas, huertas y recintos un poco alejados
del pueblo. Por lo visto, a base de palanqueta y reventar la puerta.
Nosotros
hace tiempo que tenemos un par de cámaras como las que os voy a presentar–nos desaparecían tomates, higos y
cosas sin valor monetario, pero que joder, joden lo mismo- y que recomiendo a mis amigos.
Son cámaras
de caza, en teoría, que se activan con
la presencia y pueden grabar un video o lanzar varias fotografías. Tienen la
ventaja que con una tarjeta SIM te mandan las imágenes al correo electrónico
en el instante (así que, aunque el ladrón descubriese la cámara la imagen ya
está en tu ordenador) o recoger la tarjeta de la propia cámara cada cierto
tiempo y ver todas las fotos capturadas en el periodo que sea.
Como os digo, nosotros llevamos un tiempo
usándola. Al principio como curiosidad más que ante los robos, pero es muy
efectiva. Os encontraréis con muchísimas fotos vacías, pues en cuanto un pájaro
o insecto atraviesa el haz de luz que hace de gatillo la cámara dispara una
ráfaga de fotos. También el culo de algún ratón (el tiempo que la tuvimos de
prueba entre los tomates, pensando que entraba algún bicho más grande) y varias
fotos de vuestro careto mientras la instaláis o la cambiáis de sitio. Pero es
el coste de ser poco fotogénicos.
Su precio… pues como todo, depende la que os
pilléis. Suele estar cerca de los 70 €, las
hay por 40 y por 90. Y con 8 pilas
pueden durar más de medio año. Obviamente vienen preparadas para aguantar agua
y estar al aire.
La clave,
lógicamente, está en donde la colocáis.
Yo os recomiendo buscar “cuellos de botella”, zonas por donde se tenga que
pasar sí o sí (aunque no estén en lo vuestro). Yo las puse un tiempo a más
de un km de la huerta, pero era el único carril y sabemos que todo se hace en
coche y sin disimulo ante la impunidad reinante. Ni os imagináis la cantidad de
coches distintos que pasan por un carril perdido en un solo mes.
Igualmente
os recomiendo que NO estén a la altura de los ojos, sino desde arriba con un
buen ángulo (no solemos ir mirando hacia arriba) o incluso crear un pequeño
bulto hueco –a modo de termitero- y disimular la cámara dentro, puedes estar a
un palmo y no verla.
En fin, que
el miedo guarda la viña. Y visto lo visto,
mejor tener algún documento o prueba con la que sacar los colores a la alimaña;
luego si no queréis denunciar porque es vecino y bla bla bla, es cosa vuestra.
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