miércoles, 29 de julio de 2020


El hombre es un Dios cuando sueña, y un mendigo cuando reflexiona.
Creo que es una buena frase para resumir un paseo por la carretera bajo las estrellas. Fantaseas, te deleitas mirando la belleza de una noche simple, alejado de ruidos y artificios. Y al mismo tiempo ves que no eres nada. Que estás viendo luz de distancias incomprensibles, de estrellas que tal vez estén muertas antes de que tú nacieras, y aun así las ves. Tú no existías cuando ellas ya no estaban, pero puedes sentir su belleza. Por reciprocidad, tu parte mendigo es consciente que aunque tu mueras, el mundo seguirá siendo bello, que las estrellas estaban antes y que no te necesitan.

 Y en estas estamos cuando aparece un cometa (si escribir sobre estrellas es jodido, ponte a gastar tinta con un cometa) y se me seca la imaginación. Dada mi torpeza con las palabras, he optado por coger la cámara de fotos y traeros alguna imagen. Así –espero- dada mi falta de pericia con estos artilugios, la torpeza escrita se disimulará.
 
En mi defensa, señoría, he de decir que la noche que salí a fotografiar el cometa Neowise había muchísima calima. Y con tan sólo encender la linterna –para enfocar algún objeto- el polvo en suspensión me devolvía gran cantidad de la luz, por lo que buena parte del ruido de las imágenes es debido a la suciedad del ambiente, si bien es cierto que Arsenio, Paco u otro fotógrafo con su nivel habría conseguido que parte del ruido –el de mi impericia- se hubiera reducido o eliminado.
(Y espero que no dejéis de pasear por la carretera, me sigue pareciendo un paisaje alucinante).

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