lunes, 14 de junio de 2021

 Dos pequeños artículos sobre el abandono de los pueblos. 

 El primero vuelve a ser una radiografía de los pueblos más pequeños, sus características principales y los problemas a los que nos enfrentamos. 

De todos conocido, pero puede dejar cosas interesantes.


 El segundo  -vinculado con el anterior- se vende como un plan sobre el turísmo rural. No deja de tener parte de verdad; pues la gente no va a una casa rural, sino que va a vivir una experiencia: a ver El puente viejo, la reserva o el mirador de Las poyatas. Y el sitio donde dormir, y el bar para ver el partido son meros intrumentos. Por ello, cuanto más patrimonio tenga la zona, más turismo (como renta distribuida en el tiempo) podrá acudir. 

Pero no nos engañemos. Es difícil que los pueblos planteen documentos de aquí a 15 años vista. El fundamento será crear un turismo de interior que sirva de refuerzo ante la caida del turismo de sol y borrachera (va a caer en el futuro y no sólo por pandemias. No es puntual, es una caida estructural). Pero mientras tanto se darán peonadas y se reparte dinero a los pueblos que puedan plantear proyectos.

 

A ver que se queda en la zona. 

En parte por eso iba la primera noticia. Se habla de provincias despobladas, rara vez se disgrega en partes el conglomerado. A nivel provincia vivimos en la provincia de mayor tamaño, por lo que la media pierde representatividad.

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