Igual que agradecí a Alejandro su aportación, no quiero dejarme sin homenaje a las chicas de los palillos.
Uso, una vez más, la procesión del día 15 como herramienta para visualizarlas. Y una vez más destaco su unión y su compromiso. Mientras yo y buena parte de la capital dormita la noche anterior ellas se levantan y cumplen; por compromiso con la compañera más que por devoción (o apetencia, porque el cuerpo no pide levantarse a pasar calor).
En un pueblo donde hacen falta como el comer instituciones sociales a través de las cuales unirnos, solo sobreviven las chicas del zumba y las de los palillos ¿¿Casualidad? No lo creo.
Gracias a Olga y Raquel por las fotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario