Me ha llamado mi calzada. Que qué pasa conmigo. Que ya van dos años que fallo. Y este año no ha ido nadie por allí. Ella todo el día esperando, con la leña a punto y las risas junto a la barandilla y yo en madrizz. Que ya me vale.
(Yo callado. Sólo podía agachar la cabeza, avergonzado. Si tiene razón tiene razón. Y a ver que le dices a un cacho de piedras y hormigón. Lo último es rechistarle.)
Por fortuna el tizne no depende de mi personilla. Y no han faltado hogueras para expurgar –a base de tomillo- el aire de nuestra capital.
Se cumple el ritual, se eliminan maldiciones, pestes mentales y espíritus dañinos.
Se conjuran los vecinos para que no falte vino y tortillas a lo largo del año.
Se enfadan las calzadas por traiciones de última hora. El año que viene cae en sábado. Voy preparando la tortilla. Que sí, tranquila, que no te vuelvo a fallar.
Sólo hay fotos de la lumbre a la que llegó nuestro colaborador, el resto ya estaban apagadas. De todas formas, si tenéis buenos hábitos, en el blog de Arsenio tendréis buena cuenta del día en imágenes.
Mil gracias a Joel y * por las fotos.
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