Si hace unas semanas nos resultaba extraño que una banda se dedicara a robar en ayuntamientos (por cierto, detuvieron a varios pero no ha quedado claro si eran los que robaron en el ayuntamiento o por robos en general por la zona) esta semana se llegó a un nuevo punto cuando se robaron varias puertas al campo.
¿Ponerle puertas al campo? En realidad eran puertas a fincas particulares. Supongo que para venderlas para chatarra.
Al poco la nuestra apareció, quitada pero en la finca.
El mosqueo ya no hay quien te lo quite, es un hecho puntual, pero viene a escocernos con lo que más nos duele: indefensión ante el mal y lo abandonado que está el pueblo.
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