Esta semana se inaugura un macro complejo turístico en Toledo capital;
en Extremadura se nos promete el eurovegas de Castilblanco. La solución no es
crear polos puntuales donde concentrar oferta. Esa estrategia ya se está
demostrando equivocada, y causa del fracaso en el que estamos como nación. Se debería crear unas condiciones
propicias para que cada pueblo pudiera desarrollarse. Sin grandezas, pequeños crecimientos sostenidos en el
tiempo. Éxito que genere rentas (sueldos) y haga que otros se sumen. No
castillos de arena que no pueden ser replicados; cuya inversión es una barrera
de entrada, y creados con favores políticos. Eso no es futuro, eso no es sociedad,
y mucho menos la realidad rural.
Vuelvo a incidir –sabréis perdonarme
la reiteración- que no se puede dar una
solución única y simple a un problema complejo. Abandonarnos a un bálsamo puntual
en lugar de diversificar es anti económico. Del binomio Riesgo-Beneficio no
podemos olvidar el riesgo que supone una macro inversión sin beneficio
asegurado. Jugarte una región a una bala.
En el otro artículo se nos habla del
pueblo “Capital del turismo rural” y lo que les supone. Ni más ni menos que
1.000 puestos de empleo en un pueblo de 4.000 habitantes y, aun así, la comarca
sufre la despoblación. Es oxigeno para el pueblo, como hemos dicho 1.000 empleos (1 de cada 4 habitantes vive del turismo), pero debemos tener en cuenta que hablamos de una excepción -que nos hablan de ella como la solución a todos los pueblos- y es
el máximo de toda España. Es un punto, un botón de muestra, que si bien es muy bonito, no cubre ni arropa.
Muy alejado de la media, es excepción no norma.
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