martes, 1 de octubre de 2019


Acabo las entradas relativas a las fiestas –mes y pico después- porque la actualidad me ha ido atropellando.

Las noches, en general, se limitaban a la Plaza. Con su música demasiado alta, y su estar sentado. Si buscabas comunicarte con las personas de tu mesa (ojo, cuidao! Tomar precauciones y elegir gente interesante antes de arriesgaros a hablar con ellos) podías ir a la carretera y sentarte con algo más de calma. Y por suerte, desde hace poco tenemos la churrería y podemos ir saltando de un punto a otro en cuanto te aburres.
 Tal vez sea yo –siempre dudo de mi percepción- pero me parece mucho más atractiva una Villarta con varios puntos de apoyo, que un sitio donde amarrarme (en mi caso amargarme encerrado). Y no dejo de asombrarme al ver qué, mientras en las ciudades se crean conjuntos de ocio, para que el consumidor tenga una gama grande donde elegir; en Villarta se busque que haya menos, que se reduzca el número de consumidores (por aburrimiento) y cada año salgan menos, y así –por fín- poder cerrar todo porque “no hay nadie”. Poco a poco cada año hay menos, cada año hay menos incentivos a salir, y consumir.

 Que le vaya bien al de al lado, es bueno para que los consumidores estén más tiempo danzando. Sin variedad caerá año tras año el número de consumidores. Se va secando el charco, y cada uno tiene su parte de responsabilidad. Deberíamos hacérnoslo mirar.


En fin, que me pierdo y parece que estoy regañando más que reflexionando. Como iba diciendo, las noches pasaban: En el botellón los más jóvenes*, en la Plaza buena parte del público, y cambiando de un sitio a otro los que podíamos permitírnoslo. Y el Sábado 17 se llevó la disco móvil a El chorro. Y por un día, los niños fueron arrinconados por los de 20+20 (+algo), y esos cuarentones lo dieron todo en la última noche para muchos. La música sonó hasta que los viejos quisieron. Y los peques arrinconados sin atreverse a entrar al guateque.
De una u otra forma, al cerrar la noche ya nos pesaba el invierno próximo. Ya nos lamentábamos y estamos deseando ver las banderolas en la Plaza.




imágenes de Ángela Coto, Raquel y Arriscao (creo recordar)
 
*Corolario: Si se quiere romper o dificultar el botellón, como molestia constante, en fiestas se podría montar chiringuito o eventos en el Chorro. Los chicos no van a beber –pues muchos ni beben- sino a no ser vistos. A estar fuera del radar.

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