
Las noches, en general, se limitaban a la Plaza. Con su
música demasiado alta, y su estar sentado. Si buscabas comunicarte con las
personas de tu mesa (ojo, cuidao! Tomar precauciones y elegir gente interesante
antes de arriesgaros a hablar con ellos) podías ir a la carretera y
sentarte con algo más de calma. Y por suerte, desde hace poco tenemos la churrería
y podemos ir saltando de un punto a otro en cuanto te aburres.


En fin, que me pierdo y parece que estoy regañando más
que reflexionando. Como iba diciendo, las noches pasaban: En el botellón los
más jóvenes*, en la Plaza buena parte del público, y
cambiando de un sitio a otro los que podíamos permitírnoslo. Y el Sábado 17 se
llevó la disco móvil a El chorro. Y por un día, los niños fueron arrinconados
por los de 20+20 (+algo), y esos cuarentones lo dieron todo en la última noche
para muchos. La música sonó hasta que los viejos quisieron. Y los peques
arrinconados sin atreverse a entrar al guateque.

De una u otra forma, al cerrar la noche ya nos pesaba
el invierno próximo. Ya nos lamentábamos y estamos deseando ver las banderolas
en la Plaza.
imágenes de Ángela Coto, Raquel y Arriscao (creo recordar)
*Corolario: Si se quiere romper o
dificultar el botellón, como molestia constante, en fiestas se podría montar
chiringuito o eventos en el Chorro. Los chicos no van a beber –pues muchos ni
beben- sino a no ser vistos. A estar fuera del radar.
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