Se me pasó rápida la mañana (y no pesó la noche del
sábado, y ese ansia de Villarta que a veces nos perjudica), dar cuatro saludos
y ya estábamos casi en el puente ¿Ya?!!
Los más enrreas aprovecharon para cruzar por el Puente
viejo (joder que bonito es, y que pena ver el pantano así de bajo).
Opté por la prudencia –y mi alma no me iba a perdonar según qué
perdidas- y seguimos por el camino grupal. De nuevo cuatro amigos y ya estábamos
pisando el asfalto de las últimas rampas ¿yaaaa?!
A las 12.20 entrabamos en la ermita. Tocaba esperar al cura para la misa.
Según los filósofos presocráticos, el alma estaba en
los tobillos (recordar las alitas de algunos dibujos animados) y el movimiento
genera felicidad; yo debo tirar por ahí, se me pasan rapidísimo los paseos con
charla. Y se me hacen eternisimas las esperas y liturgias. Y ahora toca esperar
mes y pico para el puente de la constitución/navidad. Qué largo se va a hacer
esto.
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