Y cerramos fiestas con pequeñas decepciones –que también nos definen como pueblo- en distintas versiones.
Este año no hubo los rincones típicos. Algo de lo más bonito que teníamos, pero es cierto que siempre lo hacían los mismos (poca participación) y aunque tengan ilusión y ganas… no siempre se puede. Y como en otras ámbitos, nadie toma el relevo, con lo que se pierde la actividad.
Y en el concurso de comidas pasó algo similar; este año tan solo se han presentado dos platos () con lo que… otra cosa que cae por la poca participación. Luego diremos que “eso lo tiene que hacer el ayuntamiento” y así hemos ido renunciando de tener iniciativa –por comodidad- a perder espacio público y de ahí a la inanición social.
Por la tarde se esperaba un grafitti en la explanada. La verdad es que quedó regulero. Parece que era la base y quedó sin los detalles. Y aún así se ha llenado de gente haciendose selfies y colgado sus fotos con el puente viejo de fondo. Con lo cual parece que ya ha quedado como imagen del pueblo. Se podría repetir, pero en plan concurso. Que se presentasen propuestas –en un folio- y elegir el mejor grafitti para decorar varias zonas grises que tenemos (la zona del puente nuevo para mí sería prioritaria, porque hay muchos pescadores que ni suben al pueblo. Podría ser un saludo inicial.)
Y acabamos con un pequeño incendio, más allá del castañal, que se solucionó sin grandes daños ni afectó al pueblo. Pero nos recordó que la amenaza siempre está ahí.
Una vez más recordaros que en el blog de Arsenio, él está colgando magníficos reportajes sobre varios de los eventos de estas fiestas. No os los perdáis.
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